Más de un millón de feligreses se congregaron este jueves en Caacupé, a 60 km de Asunción, para asistir a la fiesta de la Virgen de los Milagros, que el calendario católico marca como el Día de la Concepción de María, una tradición de tiempos de la colonia española.
Un chubasco que se desató entre el miércoles y la madrugada del jueves, antes que obstáculo fue bálsamo para refrescar a miles de peregrinos fatigados que avanzaron penosamente por las faldas del cerro Caacupé para llegar a la Basilica que cobija a la imagen mariana.
De unos 90 centímetros de altura, revestida de oro, diamantes y esmeraldas, la imagen tradicional se encuentra protegida en el altar entre vidrios blindados para preservarla de los malvivientes, mientras una réplica encabeza las procesiones en medio del público.
Se trata de la imagen tallada por el indio José en el siglo XVIII, quien dijo que se encomendó a la Virgen María para salvarse de los nativos de una tribu rival escondiendose detrás de un árbol, el cual le sirvió más tarde para hacer su obra.
Niños y mujeres ataviados a semejanza de la Virgen, de blanco, con túnica celeste y corona de papel-cartón revestido de celofán color oro, a pie, en muletas o en silla de ruedas, avanzaron hasta el templo durante todo el miércoles y también este jueves para escuchar la misa central de las 6 de la mañana.
"La Virgen me curó", dijo Marcelina Salcedo, una anciana de 84 años en silla de ruedas empujada por su hija, afirmando que se había salvado de un ataque cardíaco. Ambas subían el cerro que lleva a la Basilica, epicentro de la mayor fiesta católica del país.
Epifania Ferreira, de 60 años, comentó que todos los años viaja en carreta tirada por bueyes con su familia, hijos y nietos. "Es una tradición de mi familia que viene de mis bisabuelos", dijo.
"Una de mis hijas estuvo a punto de morir y me encomendé a la Virgen", argumentó Sixta Cabrera, de 75 años, durante un descanso, sentada con las piernas alzadas para relajar sus pies inflamados, efecto de una caminata de 30 km.
Muchos de los devotos llegaron de Argentina, Brasil y Uruguay, cada cual con alguna "promesa" que pagar, como Romualda Báez, que vino de Buenos Aires para agradecer por haberse librado de un tumor.
"Le prometí a la Virgen que voy a venir seis años consecutivos. Este es el tercer año", precisó.
Con sus pies completamente ampollados por una caminata de 180 km desde Caaguazú (este), Gustavo López dijo que decidió venir en peregrinación como tributo. Aseguró estar convencido que la Virgen salvó a su esposa y su bebé de un parto prematuro.
"La Virgen es milagrosa. Cada pedido que le hago es atendido. Eso me empuja a venir todos los años como agradecimiento", dijo la joven Mercedes Ovelar.
En el oficio litúrgico central, el obispo de Caacupé, monseñor Claudio Giménez, condenó las leyes de aborto y el matrimonio entre homosexuales.
Aprovechó la presencia de las autoridades políticas, entre ellos decenas de parlamentarios, para instarles "a defender la familia" rechazando dichas leyes.
Algunas organizaciones no gubernamentales han acentuado sus manifestaciones públicas para obligar a senadores y diputados a aprobar la ley a favor del llamado "aborto terapéutico" y a discutir el matrimonio homosexual.
La normativa a favor de los homosexuales fue aprobada en Argentina este año, país de gran influencia cultural en Paraguay y donde viven más de dos millones de paraguayos y sus descendientes.
AFP
No hay comentarios:
Publicar un comentario
La mayoría de los usuarios están comentando esto en facebook:
https://www.facebook.com/alparaguay
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.