Pyporé: Tras las huellas de Barro, leyenda y misterio guaraní en Paraguay

Yaguarón, Itaugua y Areguá son tres ciudades que tienen en común el haber sido fundadas por misioneros de la orden de San Francisco. Son poblados en donde la presencia y acción de estos religiosos ha dejado una impronta trascendente. De allí la denominación de PYPORÉ, que significa huella o rastro, para el proyecto de revitalización cultural turística de estas localidades. 

Leyenda y realidad se conjugan en Yagurón (Perro Gigante o Cacique Yaguarú, el más valiente guerrero de la zona). Ubicada sobre la Ruta 1. Km. 48, es una de las primeras reducciones franciscanas del Paraguay y el Río de la Plata. La cordialidad de su gente es el ingrediente más atractivo para los visitantes. Allí se erige la Iglesia San Buenaventura, una de las mejores obras del barroco hispano guaraní, mejor conservadas de en toda América es una hermosa obra arquitectónica construida con madera de lapacho. Decorada con retablos tallados en madera y recubiertos con láminas de oro. La construcción fue iniciada por Fray Alonso de Buenaventura en 1640 y terminada en 1775 con un altar mayor, obra del maestro portugués Juan de Souza Cavadas. 

Todo el retablo y altar mayor de esta iglesia encierra mucho de ese misterio y magia de las misiones franciscanas. Las tintas, preparadas por los indígenas con plantas locales, son todavía brillantes sobre las imágenes talladas en madera. El púlpito es particularmente bello. 

Otra de las riquezas históricas de Paraguay y todo el Río de la Plata, la conserva el Museo José Gaspar Rodríguez de Francia que aloja mucha platería, reliquias históricas, uniformes, muebles, cuadros y figuras de santos del siglo XIX, pertenencias de la familia Francia. Era residencia del Capitán García Rodríguez de Francia, padre del Dr. Rodríguez de Francia, quien pasó su infancia en esta casa colonial. Este sitio se encuentra a poca distancia de la Iglesia de San Buenaventura. La fé y el misterio de este recorrido incluye también al Cerro Yaguarón donde existe un sendero lleva a un oratorio en la cima del cerro. La tradición habla de que allí se encontrarían las huellas de las sandalias de Santo Tomás y un lazo petrificado con el que reunía a las vacas. Este sitio es muy visitado por los cristianos católico en Semana Santa. 

El tejido que logró inmortalizar el legado de una raza brava pero noble 
Imposible no quedar cautivado por la belleza de ese delicado tejido hecho a mano de fragilidad aparente que realza y distingue cualquier sitio del hogar, y ni hablar del toque glamoroso que otorga a las prendas y accesorios femeninos. Sí, hablamos del Ñandutí. Cuenta la leyenda guaraní, que el ñandutí nace a partir de una historia de amor y disputa protagonizado por dos jóvenes indígenas Samimbí y Ñandu Guazu disputaba junto con otros mozos el amor de Samimbi, hija del cacique. Éste había dispuesto que aquel guerrero que trajera el regalo más raro y bello, sería quien despose a la doncella Samimbi, fue así que la madre enferma de Ñandu Guazú, observó la red blancuzca que tejía en círculos y rectas una araña encamarada a las ramas de un árbol. Así comenzó a copiar los círculos y rectas que la araña trazaba con admirable precisión, y usando las finas hebras de sus cabellos blancos logró reproducir el encaje: era el ñandu-atí o "Telaraña tejida con canas” que preparó para su hijo, quien obsequió el precioso encaje a Samimbí, y así logró casarse con ella. 

Pyporé, la huella franciscana permite conocer la cuna de esta artesanía que mantiene viva la herencia cultural de nuestros antepasados guaraní. Itauguá, ubicada sobre la Ruta 2. Km. 25 es la “Ciudad del Ñandutí”, encaje confeccionado artesanalmente que identifica al Paraguay. 

La confección y venta del tejido Ñanduti, es un importante ingreso para familias enteras que generación tras generación se han encargado de mantener vivo el arte, y el amor por lo auténticamente nuestro. Se utiliza con frecuencia como encajes de prendas de vestir manteles y cortinados. 

El Festival del Ñandutí se realiza anualmente en julio y agosto. En Itauguá está el Museo Comunitario del Ñandutí: allí puede apreciarse todo lo referente al Ñandutí (historia, proceso de confección, exposición). 

Como barro que el hombre moldea… 
La ciudad de Areguá ubicada a 31 km. de Asunción, es el patrimonio vivo de la cultura que día a día renace del barro y arcilla que toma forma en las manos de hombres y mujeres, artistas empíricos y profesionales que producen obras finas y útiles, para lo exquisito y lo cotidiano de nuestras vidas. 

La producción de Artesanías en cerámica, además de la venta de dulces de frutas, son los principales ingresos económicos de las familias aregueñas. Areguá es considerada también la “Capital de la Frutilla”. 

Pero la riqueza cultural de esta ciudad no se limita a la frutilla y la arcilla, sino que cuenta con varias llamativas e históricas construcciones, como por ejemplo la ex Sede de la Gobernación del departamento Central: patrimonio de la Familia Irala Burgos. Castillo Carlota Palmerola (1911): actualmente Convento de las Hermanas Dominicas, así también la Iglesia Virgen de la Candelaria: erigida sobre una colina con espectacular vista del Lago Ypacaraí. 

En las inmediaciones de esta iglesia se encuentra el Museo del Lago, propiedad de la artista plástica Ysanne Gayet, quien vive en Paraguay hace 41 años. En el sitio se exponen obras de los artistas aregueños. 

La gastronomía tradicional toma impulso en los diferentes restaurantes y comedores populares de la zona. Se recomienda el bar-comedor La Palmera, cocina a lo Ymá. 

El proyecto PYPORÉ – EL CAMINO FRANCISCANO es un proyecto turístico financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con el fin de brindar información y ayuda a los turistas, nacionales y extranjeros. El citado proyecto tiene 3 objetivos claros: El conocimiento de la cultura, del espíritu y las características del lugar, mejorar la oferta turística a disposición del viajero y proporcionar la asistencia requerida ante eventualidades no-previstas. 

Fuentes:
Agencia SC Noticias:
Rosana Patiño
Correo electrónico: rosanap@cird.org.py 

Blog: Pyporé, la huella franciscana