Representantes de las instituciones de Salud de Ecuador, Bolivia, Paraguay y Chile se reunieron en Quito para evaluar la práctica del parto "ancestral" y de otros métodos medicinales tradicionales.
El parto ancestral, a diferencia del normal, se fundamenta en el cambio de posición para alumbrar, al pasar de una horizontal a otra vertical, y en la participación de la familia.
"El calor produce mayor dilatación y da mayor confianza a la mujer y se mejora la atención a través de un buen trato", comentó Miryam Conejo, directora de Salud Intercultural del Ministerio.
Conejo afirmó que no sólo las madres indígenas optan por esta posibilidad de alumbramiento, sino también las mestizas.
El debate al respecto se realizó en el marco del I Encuentro suramericano para el fortalecimiento de la salud sexual y reproductiva con enfoque intercultural, que se inició con un ritual de agradecimiento a la Madre Tierra.
Actualmente, Ecuador tiene 57 experiencias a escala nacional del trabajo conjunto con medicina ancestral y occidental en la atención del parto, de las cuales las autoridades destacan la de Otavalo, al norte andino; la de Loreto, en la Amazonía, y la de Nabón, al sur del país.
En estos centros existen espacios de acogida para vincular el parto ancestral, que incluye prácticas naturales con la vigilancia y el aporte de la salud pública.
En Ecuador existen unas 2.000 parteras, a las que actualmente se capacita en conocimientos obstétricos para que brinden una atención segura a las mujeres embarazadas.
Según datos del ministerio, Ecuador invierte en salud intercultural unos 900.000 dólares al año, además de los aportes de un fondo de inversión y la cooperación externa.
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