La afición deportiva se congregó en el aeropuerto internacional Silvio Pettirosi, desde las 18, para recibir y saludar a los integrantes de la selección paraguaya de fútbol, quienes realizaron un destacado desempeño en la Copa del Mundo, Sudáfrica 2010. Por primera vez en la historia de los mundiales, que ha participado la albirroja, llegó hasta los cuartos de final. A medida que transcurrían las horas, y puntualmente cuando se conoció el horario exacto de llegada, as nuestra principal estación aérea, procedente de Río de Janeiro, la gente se acercaba a los jardines del aeropuerto, con la algarabía y las ansias de saludar a la comitiva paraguaya.
Desde las 21, la Orquesta Sinfónica, inició la fiesta con temas alusivos a la albirroja y a la patria. Los presentes acompañaron con aplausos, gritos y cánticos.
También, a través de la pantalla gigante, se observaba los goles convertidos por Antolín Alcaraz, frente a Italia y de Enrique Vera y Christian Riveros, frente a Eslovaquia.
Los cánticos se duplicaban a medida que se acercaba la hora de retorno de los futbolistas de la selección nacional.
Para aplacar las ansias, la banda de música de la Policía Nacional, deleitó con un popurrí de canciones dedicadas a la albirroja.
A las 3.45, el público observó que a lo lejos bajaba el avión que transportaba a los leones, procedente de Sudáfrica.
La algarabía y los cánticos no se hicieron esperar. Patria Querida, se entonó con entusiasmo y fervor.
Minutos después, Claudio Morel Rodríguez sube al escenario, dando continuidad a la fiesta que se inició en la tarde del domingo.
El Himno Nacional se entonó con fervor patriótico, se divisó por los cuatro costados del jardín del aeropuerto, la tricolor bandera que flameaba, ayudada por la brisa que soplaba a esa hora, con más intensidad, como ayudando a que el ambiente sea propicio para que la ceremonia de distinción a los integrantes de la selección paraguaya de fútbol, sea propicio.
Finalmente, desde el saludo de cada futbolista y cuerpo técnico, la afición no dejó de corear nombres y de gritar Paraguay, Paraguay o “No se va el Tata no se va”, en alusión a que el adiestrar Gerardo Martino, no deje la albirroja.
Misma cosa ocurrió con Oscar “Tacuara” Cardozo, que se reconcilió con el país, porque fue ovacionado, en dos oportunidades, hecho que le causó emoción.
En los rostros de los familiares de los albirrojos, se vio distintas emociones, desde lágrimas hasta la carcajada por ver de cerca a su ser querido, que retornaba triunfante, luego de varios días de ausencia.
Al término del acto, la gente salió satisfecha de la principal estación aérea, porque sintieron, al igual que los futbolistas, la dulce miel de la alegría y el sabor del deber cumplido en esta Copa del Mundo.
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