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NOCHES DEL PARAGUAY: Una hermosa canción, un pleito entre poetas

El destacado Poeta y Músico paraguayo Pedro J. Carlés escribe en 1929 Noches del Paraguay”, durante los carnavales de ese año, que dedicó a la novia de su juventud, señorita Elsa Marín, oriunda de San José de los Arroyos (mi lugar en el mundo, tierra de mi familia), radicada en San Lorenzo donde vive hasta el presente (2007). Fue musicalizada y grabada por Samuel Aguayo, y tiene difusión mundial (entre ellos, Luis Alberto del Paraná y el conjunto Los Paraguayos - cuya versión vemos a continuación).


Viejos recuerdos traen mi memoria y llega el hado que es todo un ay
Mi pecho enfermo dulce en ti piensa noches hermosas del Paraguay
Huérfano incierto sigo la ruta triste tragedia de mi pesar
Mas nada pasa mi alma se enluta sueño en las noches del Paraguay.

De ti distante me hice bohemio
Canto mis versos todo al azar
Sufro llorando en altas horas
Que no son noches del Paraguay.

Pienso en mi rancho mi madre amada la china acaso que me olvido
Viendo constante bellos reflejos de aquella luna que no veo yo
Mi luna hermosa no me refleja la niebla fría cubre mi andar
No son tus cantos menos tus luces radiante luna del Paraguay.

Recuerdo todo de aquellos días
De los amores que allá deje
Mis ilusiones la prometida
La amada buena ... de mi niñez. 



Aquí una interpretación de época por Mary Allister y Francisco Bedoya:
(voces de la epoca de oro de la radio en Antioquia)




NOCHES DEL PARAGUAY: Un pleito entre Emiliano R. Fernández y Aguayo

El primero demandó al segundo por plagio por esta composición,
una exaltación de la tierra. Y haciendo uso de su talento poético
le dedicó unos versos nada amistosos.




-Oiméje Samuel Aguayo, Buenos Aires-pe, ograba imba´erõ ku nde Noches del Paraguay- le contaron a Emiliano R. Fernández en 1928. El poeta, al principio, creyó que sólo se trataba de un chisme, de una broma de mal gusto ocaso. No imaginó, para nada,que le estaban diciendo la verdad.
En Puerto Casado, en abril de 1927, él había escrito el poema, cautivado por las noches de su patria. Era una exaltación de ese pedazo de día en que se ausentan las luces de la tierra y sólo el infinito ofrece su esplendor, presidido por una Luna encinta de amarillo. Y Belisario Medina – nacido en Paraguarí, según consigna Luis Szarán en su Diccionario de la música paraguaya, violinista y compositor, hermano de César Medina- le había puesto la música.
La composición había empezado a forjar su propia vida cuando, en el inicio de las grabaciones de música paraguaya en Buenos Aires –según cuenta Laureano Fernández, hijo de Emiliano, en el libro Emiliánore I. Vida y obra, entrevistado por Alberto de Luque y Antonio Carmona en sus páginas iniciales-, le llega al poeta de Yvysunú, Guarambaré, la noticia. Pregunta aquí, averigua allá. Y confirma la información.Tras reforzar con pruebas sus argumentos – siempre según el testimonio mencionado-, Emiliano demanda a Aguayo por plagio. Y, haciendo uso de su talento poético, le dedica unos versos por cierto nada amistosos. "Parece que le cobró algo por el plagio", cuenta con cautela el que se constituyó en celoso guardián de las obras de su padre.
La historia, sin embargo, no acabó allí. Samuel Aguayo le encargó al poeta sanlorenzano Pedro J. Carlés, que se encontraba en Montevideo, Uruguay, que le escribiese otra letra. Firmó con su seudónimo, Héctor Ruiz Charrúa. La poesía, que es más nostalgia que exaltación de la belleza de la noche, quedó lista en marzo de 1929. Y Aguayo le puso la música. Esta es la versión que se conoce



NOCHES DEL PARAGUAY (I)
Todo es encanto
todo es hermosura
kóicha ja´erõ
ndija´epái;
el bello éter
con su pintura
en esas noches
del Paraguay.

La blanca Luna
con sus reflejos
mamoitei rupi
iñasãi;
cristalizando
como un espejo
todas las noches
del Paraguay.

Luceros azules,
rojizas estrellas
todos airosos
hendy jajái;
volcando amores
sus luces bellas
sobre las noches
del Paraguay.

Oh rico templo
de la natura
tetä ambuépe
ndaijojahái;
multiplicando
las hermosuras
de esas noches
del Paraguay.

En el verano
seres dichosos
vagan huyendo
del mbyry´ái;
buscando un viento
para reposo
en ciertas noches
del Paraguay.

Al acercarse
las alboradas
gallo maymárõ
osapukái;
ellos despiden
las sombras claras
de esas noches
del Paraguay.

Todo es encanto,
todo es consuelo
mi patria es santa
ndajalabái;
mirad hermanos
en nuestro cielo
y veréis las noches
del Paraguay.

Yo soy el ave
que vive errante
aikóva árupi
ndavy´ái;
cantando triste
malos instantes
todas las noches
del Paraguay.

Letra: Emiliano R. Fernández
Música: Belisario Medina

Fuente: www.musicaparaguaya.org.py

Finalmente, les dejo una versión más actual junto a otras composiciones del Paraguay hermoso y profundo:

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