El dato es preocupante y alarmante: tan solo 100 militares cuidan 750 kilómetros de la frontera común con los bolivianos. Traducido a números más gráficos todavía, significa que si esa cantidad de efectivos se distribuyese a lo largo del límite, un soldado estaría a 7 kilómetros y medio de otro.
Ya la escasez de hombres que defiendan la soberanía nacional es grave. Lo es más todavía el hecho de que las reducidas dotaciones de uniformados no cuenten con medios suficientes para cumplir a cabalidad su trabajo de vigilancia.
Mal alimentados, con sueldos insignificantes, lejos de toda población y sin vehículos ni armas apropiados, el personal militar es apenas una figura decorativa.
Ese estado de indefensión y abandono es casi una tentación a ingresar al país. Si nadie vigila ni controla, es lo mismo que una tierra de nadie. La incursión de policías bolivianos a dominios paraguayos, el pasado 17 de mayo para apresar a un compatriota sospechoso de cometer ilícitos en el vecino país, constituye una rotunda prueba de la ausencia de Estado en la zona.
La falta de atención a los que están destinados al servicio fronterizo es también un caldo de cultivo de la corrupción. Los narcotraficantes y los robacoches encuentran un terreno propicio para transitar, ya que la coima es la única norma que rige.
El día tenido como de la Paz del Chaco - lo que se firmó en realidad fue el armisticio para que el 14 de junio de 1935 cesaran los combates en los frentes de batalla- es propicio para recordar al Gobierno que una de sus responsabilidades capitales es velar por el respeto a la soberanía adoptando las medidas necesarias como para que ello se cumpla acabadamente.
De nada sirven los convenios firmados ni las demostraciones de buena vecindad - tal como ocurre hoy con el anunciado encuentro de los presidentes Fernando Lugo y Evo Morales en Mariscal Estigarribia- entre las dos naciones si es que no hay un eficaz mecanismo de seguridad en los puntos limítrofes.
Las Fuerzas Armadas y las instituciones - Aduanas y Migraciones- vinculadas al tráfico de un país a otro deben comprender que su presencia es un lenguaje que habla del interés o desinterés de custodiar el patrimonio por el que unos 30 mil compatriotas dieron la vida y miles más quedaron mutilados o lisiados por defender a su patria.
El mejor homenaje a los excombatientes será cuidar con eficacia la frontera para que la soberanía nacional sea respetada en todo momento y lugar.
Ya la escasez de hombres que defiendan la soberanía nacional es grave. Lo es más todavía el hecho de que las reducidas dotaciones de uniformados no cuenten con medios suficientes para cumplir a cabalidad su trabajo de vigilancia.
Mal alimentados, con sueldos insignificantes, lejos de toda población y sin vehículos ni armas apropiados, el personal militar es apenas una figura decorativa.
Ese estado de indefensión y abandono es casi una tentación a ingresar al país. Si nadie vigila ni controla, es lo mismo que una tierra de nadie. La incursión de policías bolivianos a dominios paraguayos, el pasado 17 de mayo para apresar a un compatriota sospechoso de cometer ilícitos en el vecino país, constituye una rotunda prueba de la ausencia de Estado en la zona.
La falta de atención a los que están destinados al servicio fronterizo es también un caldo de cultivo de la corrupción. Los narcotraficantes y los robacoches encuentran un terreno propicio para transitar, ya que la coima es la única norma que rige.
El día tenido como de la Paz del Chaco - lo que se firmó en realidad fue el armisticio para que el 14 de junio de 1935 cesaran los combates en los frentes de batalla- es propicio para recordar al Gobierno que una de sus responsabilidades capitales es velar por el respeto a la soberanía adoptando las medidas necesarias como para que ello se cumpla acabadamente.
De nada sirven los convenios firmados ni las demostraciones de buena vecindad - tal como ocurre hoy con el anunciado encuentro de los presidentes Fernando Lugo y Evo Morales en Mariscal Estigarribia- entre las dos naciones si es que no hay un eficaz mecanismo de seguridad en los puntos limítrofes.
Las Fuerzas Armadas y las instituciones - Aduanas y Migraciones- vinculadas al tráfico de un país a otro deben comprender que su presencia es un lenguaje que habla del interés o desinterés de custodiar el patrimonio por el que unos 30 mil compatriotas dieron la vida y miles más quedaron mutilados o lisiados por defender a su patria.
El mejor homenaje a los excombatientes será cuidar con eficacia la frontera para que la soberanía nacional sea respetada en todo momento y lugar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
La mayoría de los usuarios están comentando esto en facebook:
https://www.facebook.com/alparaguay
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.