El Gobierno paraguayo denunció hoy que hay "verdaderas mafias" enquistadas en los organismos de seguridad y advirtió de que no cejará en su empeño de sanear la Policía Nacional, sacudida por actos de violencia y escándalos.El ministro de Interior, Rafael Filizzola, afirmó que "la crisis es real y está instalada" en ese órgano, pero aseguró que eso no frenará la depuración emprendida por el Gobierno del ex obispo Fernando Lugo, en el poder desde hace 14 meses.
"Gran parte de los miembros de la familia policial ha entendido claramente los nuevos tiempos que vivimos (...). Muchos, sin embargo, persisten en sus viejas prácticas, pretendiendo hacernos retroceder para que nada cambie", expresó Filizzola.
Precisó que los detractores del cambio "pertenecen a verdaderas mafias que se han generado y han crecido al amparo del poder político", con vinculaciones "a organizaciones delictivas peligrosas que mueven sumas multimillonarias de dinero, que ya han demostrado hasta dónde pueden llegar para defender sus intereses".
La Policía ha sido golpeada en las últimas semanas por una serie de hechos de violencia, entre ellos la muerte en un extraño incendio de dos hijas y la esposa de un comisario que había participado en una cuestionada incautación de 20 kilos de cocaína.
El hecho derivó en el recambio de la cúpula del organismo, que poco después fue sacudido por el relevo de su director antidrogas, José Dolores Amarilla, en medio de acusaciones de éste por presunta falta de apoyo de sus superiores.
La semana pasada la vivienda de Amarilla fue atacada a tiros.
"Las disputas internas por el liderazgo de la institución, las luchas por el poder son inaceptables en una institución vertical" y "no fueron ni van a ser toleradas en ningún caso por este Gobierno", advirtió.
El ministro aseguró que "los cambios de personas seguirán" en las filas uniformadas y explicó que si hace falta "no solamente serán cambiadas las individualidades que no presenten resultados sino la o las remesas que no demuestren el liderazgo colectivo".
En una de sus primeras medidas, Filizzola desarticuló el servicio de guardias que realizaban las comisarías en sus áreas de influencia a empresas o particulares a cambio de pagos que no ingresaban a las arcas de las institución.
Además, asumió el control de recursos destinados a la compra de alimentos, vestimentas y equipos, antiguamente administrados por las las autoridades policiales, lo que motivó del descontento en un sector de esa fuerza, según la prensa local. (EFE)
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