LA BISAGRA

Lo medité... sabe Dios cuánto lo medité.

Al principio pensé que la vida me llevaba de aquí para allá caprichosamente, hasta con desidio o mala onda, pero no.

Había un plan.

Pero no es un destino, no al menos como la mayoría que cree en él. Sino un plan trasado por mi ser profundo, ese que no reconoce de lugares, de tiempos, de éxitos ni fracasos. Quizás una estrategia o una misión diseñada desde los primeros momentos en los que debí habérmelas con este mundo.

Y hoy puedo reconocer ese camino trasado... básicamente, porque lo estoy recorriendo. Porque me reconozco en los espejos de las circunstancias que se asemejan mucho a mis deseos, anhelos, miedos o audacias!

Lo pienso, lo siento... y me emociono.

Debo rendirme ante las evidencias y dejar paso a lo que me trasciende. Decir adios a lo viejo: a lo lindo, a lo incomprendido, a lo adeudado. Abrir la puerta que creó mi deseo y atención concentradas.

Y lo puedo hacer porque no estoy solo, más allá de mí, hay una legión de miradas espectantes y una sonrisa conocida, una boca amada y besada, una invitación al otro lado.

Y un futuro incierto, como debe ser.

Voy para allá !!!