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Fernando Lugo: "El celibato es imperfecto, el único perfecto es Dios"

El presidente de Paraguay asegura que los escándalos por su paternidad siendo obispo no le han quitado apoyo. Y que, por el contrario, la gente lo admira más ahora. Dijo que nunca pensó en renunciar. Y que no tiene noticias del Vaticano.








Por: Hinde Pomeraniec para el Diario Clarín de Argentina
NATURALIDAD. Para Lugo la gente celebró que haya reconocido a su hijo, a quien llama "esta persona". (Foto: Lucía Merle)

"Paraguay tiene un índice de 30% de reconocimiento: 70% no reconoce la paternidad". "Los obispos amigos por un hecho de esta naturaleza no van a abandonar el afecto y la amistad"
Es una mañana de viernes y sol robusto en Asunción. A la vera del río se levanta en su estilo neoclásico el blanco Palacio de López, la casa de gobierno que cada mañana, a las 6 en punto, recibe al presidente Fernando Lugo (58), el ex obispo que hace poco más de un año quebró la tradición de más de seis décadas de gobiernos colorados en Paraguay. Un mes atrás, su reconocimiento de la paternidad de un niño y los reclamos por otras paternidades que esperan sentencia desataron un escándalo en el país y en la región. Por primera vez, este hombre que llegó a la política de manera inesperada y como prenda de unión de una alianza heterogénea entre liberales, pequeños partidos de izquierda y movimientos sociales, aceptó hablar con Clarín sobre el tema, para decir, entre otras cosas, que lejos de mellar su imagen, lo sucedido está teniendo efectos positivos en un país donde las madres solas son mayoría. Camisa blanca, pantalón negro y eternas sandalias franciscanas son la marca del vestuario presidencial.


Presidente, ¿usted es conciente de hasta qué punto los hechos de su vida privada que salieron a la luz recientemente afectaron su imagen?

No creo mucho en eso. Nuestros informes, sobre todo con la gente sencilla, aquella que nos votó, nos dicen que la imagen se mantiene intacta, al menos aquí en Paraguay. Puede ser que haya tenido su repercusión a nivel mediático, pero yo creo que aquí, Fernando Lugo, su honestidad, su transparencia en la administración de la cosa pública sigue intacta en la ciudadanía, esas más de 800 mil personas que lo votaron el 20 de abril del año pasado.

¿Pero no ve una contradicción entre lo sucedido y la campaña sobre paternidad responsable que impulsan funcionarios de su gobierno?

Al contrario, lo veo como un punto positivo y la gente también lo ve. Paraguay tiene un índice de reconocimiento de 30%: en un 70 % la paternidad no se reconoce. En ese sentido, que el presidente reconozca a su hijo pudiendo y teniendo en sus manos toda la cuestión jurídica y el poder e incluso los medios para no hacerlo, muchos lo han considerado como un acto de valentía y coraje.

¿Cómo se siente como padre?

Bieeeen! (sonríe) creo que es una responsabilidad, un aprendizaje, un nuevo tipo de relacionamiento con esta persona y también que llevará el tiempo para dedicárselo, porque necesitará del afecto, del acompañamiento que cambiará el ritmo que llevo por lo menos los fines de semana. Yo mismo he renunciado a todo mi sueldo en favor de los indígenas. Lo ocurrido me obliga a rever eso, porque la ley me obliga a dar una cierta ayuda económica para sustento de este chico que ahora vive bajo una custodia militar, en un barrio de Asunción.

¿Tiene expectativas con la campaña de paternidad responsable?

¡Es que ya está dando efectos positivos! En estos días, otra mujer esta reclamando la paternidad a un ex presidente del Paraguay (Luis González Macchi). Creo que se irán dando casos positivos entre la clase política y la clase pudiente de Paraguay que muchas veces se ha olvidado, escondido.

¿Cómo está hoy su relación con la Iglesia?

Bien. No se puede romper la relación de décadas. Los obispos amigos que por un hecho de esta naturaleza no van a abandonar el afecto y la amistad.

¿Lo llamaron desde el Vaticano?

No he tenido ninguna noticia.

¿Teniendo en cuenta sus orígenes religiosos, ¿cómo ve la ley de salud reproductiva que impulsa un sector de su gobierno?

Creo más en la educación de los países desarrollados. Los países escandinavos no necesitan una ley de salud reproductiva, y es natural. Yo enseñaba en la Universidad de San Pedro, y mientras preguntaba a los jóvenes cuántos hijos querían tener decían "uno o dos", y sus padres habían tenido 10 ó 12. No han tenido la posibilidad de estudiar la secundaria y menos la universidad. Hay que regar de universidades el campo y la ciudad, y no habrá necesidad de una ley que muchas veces coarta la libertad y crea roce con las creencias de algunas iglesias.

Quisiera conocer su opinión sobre la mujer en sociedad paraguaya, donde muchas veces parece una ciudadana de segunda clase.

Es un resultado cultural doloroso, para el país y para mí. Forma parte del mismo proceso de reivindicación. Cuando hablo de recuperar la dignidad del pueblo paraguayo hablo de todos, de los niños, ancianos y sobre todo de los mujeres, que fueron muy utilizadas, también dentro de las mismas familias.

¿Qué espera de aquellos casos de reclamo de paternidad que aguardan sentencia?

La verdad. Hoy la ciencia proporciona la posibilidad de la verdad.

¿Qué opina hoy del celibato?

Es una opción personal, de fe, que hace la iglesia católica latina, que viene del 1500. Pensando en la filosofía y la antropología, creo que el único perfecto es Dios y todo lo que haga la persona humana es imperfecto, así que el celibato también es una cuestión imperfecta del hombre o de la mujer.

¿Pensó en armar una familia?

No, mi gran riqueza ha sido el grupo de amigos con sus familiares, pero la vida de un niño cambia la vida de los demás. Muchas cosas se pueden rever, buscar nuevos caminos, y, como se suele decir, nunca digas nunca, nunca digas siempre. Estamos abiertos a lo que el futuro pueda deparar.

Uno de los puntos clave de su plataforma era la reforma agraria. Los sectores interesados dicen sin embargo que no está cumpliendo.

Siempre hemos dicho que la reforma agraria es un punto irrenunciable, pero también hemos afirmado que lo haremos dentro de un marco que llevará su tiempo. Paraguay es uno de los pocos países que no tienen un catastro de propiedades. En los años '90 el gobierno recibió un préstamo del Banco Mundial de 40 millones de dólares para hacerlo y, acá hay un saco roto y no se ha hecho ni el 10% de ese trabajo y el dinero se ha esfumado. Queremos que nuestro trabajo tenga sustentabilidad. Hoy en día la tenencia de la tierra no ha cambiado mucho en su estructura de décadas. El 85% de las tierras cultivables está en manos del 2,5% de la población. Un desfasaje y una inequidad que hay que ir corrigiendo de a poco, más cuando las mismas leyes no nos ayudan a llevar adelante una reforma mucho más rápida.

¿Pero son las leyes o las diferencias ideológicas dentro de su gobierno lo que no permite avanzar?

Nooo, éste es un tema que ha sido firmado por todos los partidos; la reforma agraria es un eje transversal, firmado y refrendado por todos los partidos y también por los movimientos sociales y políticos que conforman la alianza.

¿Qué piensa de la posible re reelección de Lula?

Es muy difícil... está en la misma situación Uribe, en Colombia. Es una tentación que puede tener cualquier líder. Pero, por ejemplo, uno de los presidentes que salió con un alto índice de aceptación fue Ricardo Lagos, en Chile, y no tuvo esa tentación, respetando el orden constitucional. Creo que cada país tiene en su Constitución las reglas bien claras.

¿Cómo cree que va a relacionarse la región con EE.UU. ahora que está Obama en el poder?

En el encuentro de Trinidad se cayeron varios mitos. Es muy fuerte, pero creo que Obama nos puso en el bolsillo a todos. Su sencillez, su capacidad de escucha: es un líder diferente. Antes, cuando hablaba Chávez, Bush salía de la sala o si hablaba Evo, se sacaba el auricular. Obama nos dio esa gran lección de escuchar y responder con afecto pero con firmeza.

¿Nota ahora un cambio en su relación con las mujeres?

Creo que no. Para ser sincero, me pesó un poco, incluso por la gran campaña mediática. Muchas mujeres podrían haberse hecho una imagen diferente de lo que soy, pero con la misma franqueza tenemos muy buenas relaciones. No ha cambiado nada.

¿Pensó en renunciar?

No, absolutamente. Si tengo que renunciar tengo que consultar a 834 mil votantes que han depositado su confianza en mí, y sí un número mayor de personas que ése lo piden, entonces sí, pensaría en renunciar.

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